

Koh Do, el camino del incienso, es una ceremonia durante la cual los participantes sienten maderas aromáticas y cultivan su sensibilidad. Se trata de una experiencia estética y espiritual, un paseo del alma por un mundo de una elegante simplicidad, de acuerdo con el espíritu del Zen.
En una habitación tranquila, los participantes sienten las fragancias siguiendo ciertas normas de etiqueta. Dejan atrás el ajetreo de la vida diaria, calman la mente y dirigen la mirada hacia su interior. Al igual que el arte floran (Ikebana), la ceremonia del té o las artes marciales, la maestría del Koh Do permite elevar el espíritu y profundizar en la concentración.
En la ceremonia del incienso las maderas aromáticas no se queman, sino que se calientan para que exhalen su fragancia su fragancia. Se usan diferentes maderas aromáticas de aloe y sándalo.
"... La luna brilló de repente entre las nubes, la lluvia paró. Sopló una ligera brisa esparciendo la maravillosa fragancia de las flores. Por todo el palacio, este aroma se mezcló con la increíble y delicada fragancia del incienso que ardía, creando un ambiente mágico..."
Extracto de la Historia de Genji de Murasaki Shikibu (siglo XI)